martes, 12 de noviembre de 2013

El Dia de Muertos Entre los Hñähñus. Inframundo y Supramundo.

El inframundo.

El cuerpo de las personas, en sus dos segmentos, el inferior y el superior, corresponde a dos grande
s segmentos del mundo: el supramundo y el inframundo. Los hñähñus tienen un fuerte contacto con el inframundo, que posee valores positivos y valores negativos.

El inframundo es la región de los metales. En el inframundo viven los santos yacentes, los santos subterráneos que esperan la purificación, ahí también viven losdemonios. El inframundo es como una imagen en espejo de las propias comunidades: tiene casas, cultivos, caminos y fuentes de agua y permanece obscuro durante el día.

En las noches, el sol no muere, lo que hace es visitar el inframundo, para calentarlo, para iluminarlo. Cuando amanece, el sol deja el inframundo y se eleva por el cielo acompañado de un ejército de pájaros que lo ayudan a subir y alcanzar la altura. Dos de sus acompañantes más famosos son la paloma y el canario.

Los hñähñus creen en la purificación Tienen conciencia de que las cosas pueden salir mal pero pueden mejorarse. Por eso veneran con especial afecto al zopilote, que es el ave que, como el fuego, elimina lo podrido y limpia todo lo que ha perdido su pureza. El inframundo es un lugar para la recuperación, para la purificación. Es un lugar para yacer, para esperar. Es un lugar de latencia. Es el lugar de la resurrección.
Desde muchos puntos de vista, los hñähñus consideran que su pueblo tiene una misión fundamental: recrear al mundo, purificarlo y asegurarse de que nunca deje de haber nacimientos sobre la tierra. Ellos son los encargados de que nadie olvide que, tras la purificación, llega la resurrección y, tras la muerte, llega la vida.


El supramundo


La mitad superior del cuerpo humano corresponde al supramundo en realidad, tanto el inframundo como el
supramundo tienen tres niveles cada uno.    Además, los hñähñus consideran que hay un séptimo nivel: la superficie de la tierra, donde habitan las personas vivas.

La fórmula que usan para definir el espacio es esta: 3 + 1 + 3 = 7. Tres para el inframundo, uno para la superficie y trespara el supramundo.    En realidad, el mundo hñähñu no está fragmentado, no es un tres por aquí y un tres por allá. El mundo hñähñu propone una realidad integrada en la que el inframundo, la superficie terrestre y el supramundo se relacionan diariamente. 

Por eso comparten un mismo sol que en la noche terrestre alumbra las tinieblas del inframundo y en el día calienta las regiones inferiores.    Las regiones más altas del supramundo son anheladas y son veneradas. 

En ellas viven los dioses y también los ancestros. Por eso, en las regiones hñähñus las elevaciones del terreno, desde las colinas, hasta los montes, tienen un valor especial, porque acercan a las personas a las regiones superiores. Es frecuente encontraraltares y adoratorios en montículos, cerros y colinas del campo.

Los hñähñus tienen muchos dioses, todos ellos importantes, todos ellos se complementan. Entre ellos sobresalen el Sol y la Luna.    La Luna es la gran señora de la vida, de la procreación, del conocimiento, de la verdad y de la noche, que es de donde surge la vida.

El Sol también es conocido como el dios viejo, el señor del pino, el señor del fuego, Cuécuex y Otontecuhtli.     Es un dios querido, cálido y generoso.

En los hogares hñähñus, el fogón es el centro de la vida diaria. La lumbre prendida es un canto a la vida, la lumbre apagada (la ceniza) es un canto a la muerte. La vida y la muerte dialogan entre sí todos los días y alcanzan acuerdos

El fuego hñähñu se renueva en la ceremonia del fuego nuevo. En esta ceremonia, en plena noche, se apagan todos los fogones de todos los hogares: el fuego muere. Después, los sacerdotes se dirigen a una cueva sagrada (el fuego tiene su origen en las cuevas) y ahí prenden un leño. Entonces, reparten el fuego nuevo: todos los jefes de hogar reciben una antorcha encendida que llevan a los fogones de sus casas, para renovar la vida doméstica con energía nueva.

Casi todos los hogares hñähñus tienen un altar familiar que llenan con cirios y velas encendidas para honrar a los dioses y a los antepasados y para ofrecerles el fuego que los guiará a través de la noche, a través de la muerte. En estos altares se colocan objetos sagrados, imágenes y estatuillas que representan a los dioses. Cuando no los están usando, los sacerdotes hñähñus colocan en este altar sus bastonesceremoniales

Los vivos, los muertos, los que todavía no nacen en el día de muertos, el altar se convierte en una pieza central: es el corazón alrededor del que se organizan, al interior de cada familia, los rituales más íntimos. Después de celebrar en la intimidad, cuando llega la noche de muertos, las familias salen, junto con todos los vecinos, a visitar el cementerio y llevan a las tumbas los alimentos favoritos que, en vida, preferían los familiares muertos que ahí yacen.

De esta manera, las personas y los grupos vuelven a mirarse todos juntos, tomados de la mano de sus muertos. En la noche de muertos, lo que podemos ver en los panteones es una comunidad que se une a los antepasados y hace votos por la vida, para que nunca se acabe, la importancia de los antepasados y la confianza en los que todavía no nacen.

miércoles, 2 de octubre de 2013

#CalendarioOtomi: La cuenta de los dias.


Hablar de un calendario nativo mesoamericano es hablar no solo de los calendarios heredados por las 2
culturas "mas grandes" asentadas en el territorio nacional; es decir el mexica-nahua y el maya, si no que estamos obligados a vislumbrar un poco mas allá dentro de las demás etnias asentadas en el país.

En este post nos enfocaremos a hablar de la cuenta de los días dentro de la etnia otomi. Es Notorio que muchos de los calendarios existentes dentro de las civilizaciones asentadas en la parte central de México tienen características idénticas (nombres de los días, de los meses, de los años) y solo producen cambios mínimos en cuanto a la traducción hacia la lengua receptora.

Los otomies como muchos otros pueblos de mesoamerica (y especialmente del altiplano central) tenían un calendario que constaba de 18 meses mas 5 dias adicionales y de un periodo de 260 dias (tonalpohualli) formado por la combinación de 20 días con 13 numerales o signos. 

Nos enfocaremos al estudio de lo registrado en el Codice de Huamantla, pues es en si el unico documento de origen otomi en el cual encontramos registro de la cuenta del tiempo; este documento ha sido ampliamente estudiado por Caso y Soustelle quienes en la version facsiml y estudios posteriores aclaran ampliamente la parte referente al calendario.     en esta primera parte nos enfocaremos a las paginas 11, 12 y 13 ya que en ellas esta contenida la cuenta de los dias.

Antes de pasar a la comparación y estudio de los días me gustaría hacerles llegar un poco de vocabulario en Hñähñu (otomi) relacionado a la cuenta del tiempo para comprender un poquito mejor el tema:

  • Pa - dia
  • Yotopa - semana
  • Zänä - mes
  • j'eya - año
  • nthebe j'eya - siglo
  • m'o j'eya - milenio

Examinemos el caso de los dias: como vemos en la imagen, tenemos los glifos de los dias mexicas-nahuas con su nombre en otomi antiguo; al leer el significado en español nos damos cuenta de la concordancia del nombre con el dia excepto en 2 de ellos, pues donde aparece "Anoqhuay - cuchillo" (esquina superior izquierda) deberia ser "cipactli - lagarto", donde aparece "Anquitzey - Sanguijuela" (segunda columna, abajo) deberia ser "Ollin - movimiento". A continuación se escriben los días en otomi, mexicano(nahua) y español.


  • kjuei - Cipactli - Lagarto (cuchillo en otomi)
  • Ndähi - Ehecatl - Viento
  • Ngu - Calli - Casa
  • Zanga - Cuetzpalli - Lagartiga (en el codice de Ueychiapan aparece Anbottaga en otomi antiguo)
  • k'ehña - Coatl - Serpiente
  • D'u - Miquiztli - Muerte
  • Fani - Mazatl - Venado
  • B'anjua - Tochtli - Conejo
  • Dehe - Atl - Agua
  • Y'o - Itzcuintli - Perro
  • Zupa - Ozomatli - Mono
  • t'ei - Malinalli - Hierba
  • Xithi - Acatl - Carrizo/Caña
  • Zate /Dämixi - Ocelotl - Jaguar
  • Nxuni - Cuauhtli - Águila
  • Pada - Coxcacuauhtli - Zopilote/Águila de collar
  • Gisei - Ollin - Movimiento (sanguijuela aparece en otomi)
  • N'eyaxi - Itztli - Cuchillo de obsidiana
  • y'e - Quiahuitl - Lluvia
  • Doni - Xochitl - Flor

martes, 6 de agosto de 2013

#CaudillosOtomies: Juventino Rosas.

De origen otomí, José Juventino Policarpo Rosas Cadenas nació el 25 de enero de 1868, en Santa Cruz de Galeana, hoy Ciudad Juventino Rosas, Guanajuato. Fueron sus padres, Don José de Jesús Rosas y Paula Cadenas.

A Don José le tocó combatir contra la intervención francesa; era músico militar, tocaba el arpa y enseñó música a sus hijos, con quienes formó un trío que tocaba en bailes, bautizos y otros eventos, lo que les permitía obtener modestos ingresos.

En este trío, Manuel el hermano mayor, tocaba la guitarra; Juventino el violín, y su padre el arpa. Como el pueblo era pequeño no encontraban oportunidades para su desarrollo, por lo que decidieron viajar a la ciudad de México en 1875.

El trío se convirtió en cuarteto, ya que se incorporo su hermano patrocinio, quien actuaba como cantante. Eran un conjunto de arpa, violín, guitarra y voz, pero la situación de ellos no mejoro, ya que además de una fuerte competencia, su aspecto eminentemente indígena, no les ayudaba.

El conjunto familiar se desintegró a causa de la muerte de Manuel, Juventino encontró acomodo en algunos grupos musicales. A los quince años entró a trabajar a la orquesta que acompañaba a la prestigiada cantante Angela Peralta, con quien salió de gira por el interior del país, pero en Mazatlán se desintegró la compañía al ser atacada por una epidemia de cólera, muriendo víctima de este terrible mal la misma Angela.

Este hecho afectó mucho a Juventino, quien además tuvo que comenzar a buscar de nuevo acomodo en otra banda.

Como no había tenido oportunidad de realizar estudios musicales como hubiera deseado, aprovechó para ingresar al Conservatorio en 1885, con el fin de estudiar principalmente el violín y otros instrumentos; el Dr. Manuel M. Espejel lo recomendó con el Dr. Alfredo Bablot, director del plantel, Juventino se matriculó, y realizó entre otros estudios, el de solfeo con el Mtro. José Cornelio Camacho, y Teoría de la Música, con el Mtro. Máximo Valle.

A los pocos meses salió de la institución, al tiempo que sus padres y hermana fallecieron.

Posteriormente pudo tocar para las clases adineradas, donde le eran solicitados valses y polkas, y al fin el jueves 5 de mayo de 1887, participó en un festival organizado en el Teatro Nacional para conmemorar la batalla de Puebla, con la asistencia del señor Presidente Don Porfirio Díaz y su gabinete. Su actuación despertó el interés y el aplauso de todos, y aparecieron poderosos protectores que le abrieron el acceso a mejores posibilidades en su carrera como músico.

En 1888 entró por segunda ocasión a estudiar al Conservatorio. En esta ocasión, tuvo como profesor, entre otros, a Lauro Beristain. Al poco tiempo, y posiblemente a su precaria salud y situación económica tuvo que volver a separarse del plantel.

En ese período compuso una marcha llamada "Cuauhtémoc", y en 1890, varias canciones donde utilizó como letra algunos versos del poeta mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895).

El jueves 30 de octubre de 1890 se creó en la ciudad de México, la Sociedad Mutualista "Juventud Obrera", presidida por el Dr. Don Manuel M. Espejel, de la que Juventino fue miembro fundador. En la sesión inaugural ejecutó su marcha "Patria" y el vals "Ilusiones Juveniles", compuestas especialmente para esa ocasión.

Algunos amigos lo apoyaron para que integrara un grupo musical al estilo de Strauss, con él mismo como director y violinista; comenzó a ser reconocido por la alta sociedad como uno de los grupos más solicitados. Actuaba principalmente en dos sitios de recreo, Baños del Factor y la Alberca Pane, donde la esposa del dueño de uno de estos sitios, Doña Calixta Gutiérrez de Alfaro, recibió como regalo por el día de su santo, un vals que Juventino había titulado precisamente, "Junto al Manantial".

El compositor Miguel Ríos Toledano hizo el arreglo para piano, cambiándole el nombre antes mencionado, por el de "Sobre las Olas", con el que fue publicado por sus editores Wagner y Levien Sucs., quienes le pagaron por dos de sus obras, solamente cuarenta y cinco pesos.

El vals se estrenó en 1891, y rápidamente se hizo famoso, aunque Juventino nunca obtuvo por esta obra, ni la fama, ni el dinero que en justicia le hubieran correspondido.

A los veintitrés años, Juventino Rosas se hizo famoso, no obstante, siguió siendo muy pobre, y en 1893 compuso un vals que tituló "Carmen", y que obsequió a Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa precisamente de Don Porfirio Díaz.

Estaba ya en plena fama cuando su esposa, Juana Morales, lo abandonó. Entonces Juventino se fue a la casa de su amigo Fidencio Carvajal, que vivía en el pueblo de Cuautepec, por la Villa de Guadalupe. Ahí compuso tres danzas: "Juanita", "No me Acuerdo", "¡Qué Bueno!"

En 1894, al parecer en busca de mejores horizontes, o quizá debido a un desengaño amoroso, se embarco hacia Cuba con una compañía de zarzuela.

Al estar en gira por la isla, la compañía quebró, Juventino estaba ya muy enfermo de su mal hepático, por lo que recurrió al Dr. José Manuel Campos y Martínez, quien por recomendaciones del alcalde Don Manuel Torres, lo atendió en su Casa de Salud Nuestra Señora del Rosario, en Batabanó, cerca de La Habana. Se le atendió de manera gratuita.

El lunes 9 de julio de 1894, a los veintisiete años de edad, falleció según consta en el acta de defunción número 39, en donde se asienta que padecía mielitis espinal, padecimiento del que murió. Fue sepultado en aquel lugar. La inscripción en su lápida decía:

"Juventino Rosas. Violinista mexicano. Autor del célebre vals "Sobre las Olas". Falleció en Julio de 1894. La tierra cubana sabrá conservar su sueño".

Pero en 1909, a través de gestiones diplomáticas de su país, su cuerpo fue trasladado a la ciudad de México, donde fue recibido por los compositores mexicanos Miguel Lerdo de Tejada y Ernesto Elourdy, así como representantes del Ministerio de Educación Pública y Bellas Artes.

En diciembre de 1939 sus restos fueron exhumados para llevarlos a la Rotonda de los Hombres Ilustres.

A continuación se listan algunas de sus obras: Chotis: "El Sueño de las Flores", "Julia", "Juventa", "Lazos de Amor" y "Salud y Pesetas". Danzas: "A Lupe", "En el Casino", "Juanita", "No me Acuerdo", "¡Qué Bueno!", "¿Y Para Qué?". Mazurcas: "Juanita", "Lejos de Ti", "Último Adiós". Polkas: "Carmela", "Flores de México", "La Cantinera", "Ojos Negros". Valses: "Amelia", "Aurora", "Carmen", "Dos pensamientos", "Ensueño Seductor", "Eva", "Flores de Margarita (Daisy's Flowers), "Ilusiones Juveniles", "Josefina", "Sobre las Olas", "Soledad", "Soñando", "A la Orilla de la Playa", "Dolores".


domingo, 28 de julio de 2013

#Etnologia: Hñähñu, Ñätho, Ñuhu, Ñuhmu, Yuhu, Yuhmu u Otomi.

¿De dónde viene la palabra Otomí?, ¿Por qué se usa para designarnos como etnia?, ¿Otomí o Hñähñu para autonombrarse en español? ¿Qué significa Hñähñu?

El término “Otomí” que se usa para referirse a una etnia el centro de México tiene quizá su origen en la voz náhuatl “Otomitl” traducido directamente al español como flecha-pájaro (de totol – pájaro y mitl – flecha) y en correcta traducción serviría para designar al “flechador de pájaros” o al  “cazador de aves”.


Otras fuentes señalan que la palabra “Otomitl” de “Otli – camino” y “Mitl – flecha” y que podría traducirse como “El que camina con flechas” y sería utilizado para referirse despectivamente a un grupo nómada y por ende bárbaro en  específico (recordemos que los antiguos mexicanos utilizaban la palabra “chichimecatl” para referirse genéricamente hablando a todas aquellas tribus salvajes del norte).

En otro orden de ideas se mantiene la teoría de que el vocablo “Otomi” surgió a razón de un caudillo legendario de la etnia, el cual venia guiando el peregrinaje de su tribu desde chicomostoc.

“El vocablo otomitl, que es el nombre de los otomíes, tomaronlo de su caudillo, el cual se llamaba Oton, y ansi sus hijos y sus descendientes y vasallos que tenía a cargo, todos se llamaron otomites, y cada uno en particular se decía otomitl.”

Otonteuctli.

Una fuente nada formal pero de mucho interés revela que el vocablo otomí surgió del mismo idioma Hñähñu pero que fue “nahuatlizada” para la comodidad del hablante de náhuatl. Siendo la palabra usada “Otho hmi” que aterrizada al español seria “Sin rostro o sin personalidad” proveniente de las palabras en Hñähñu  “Otho – nada/sin” y “Hmi – cara” y que por demás seria usada en sentido peyorativo.  Esto se deja al criterio del lector y de los investigadores.

 Es en este sentido peyorativo para referirnos a alguien poco habil o de poco entendimiento, que Sahagun nos muestra ese tipo de uso de la palabra otomi:

"Suelen decir en oprobio ¡eres como otomite, que no se te alcanza lo que te dicen!..."

En la actualidad, la gente de la etnia prefiere autonombrarse de acuerdo a su variante dialectal.
  • Hñähñu – valle del Mezquital.
  • Ñätho – valle de Toluca.
  • Ñuhu, Ñaño – Querétaro.
  • Ñuhmu, Yuhu – sierra madre oriental.
  • Yuhmu  - Ixtenco.
Lo prefiere de esta manera porque refrenda que el término “Otomí” es despectivo para ellos como para su cultura y tradiciones; y aunque muchos lo usan para referirse a la etnia frente a los hispanohablantes dentro de su comunidad prefieren ser llamados en su idioma.



Es verdad que los que hablamos este idioma preferimos autodenominarnos Hñähñu, pero ¿de dónde surge esta palabra?  Los etnolingüistas del Valle del Mezquital en el Estado de Hidalgo refieren que la palabra “Hñähñu” proviene de varias palabras y con muchos posibles significados.
  • “Hñä – idioma/hablar/voz” y “xiñu – nariz” = el que habla nasalizando.
  • “Hñä – idioma/hablar/voz” y “Hñu – número tres” = la tercer lengua / el tercer idioma.
  • “Hñä – idioma/hablar/voz” y “Ñ’u – camino” = el que habla en el camino.
Lo cierto es, que la palabra “Hñähñu” engloba muchos posibles términos y acepciones, todas y cada una válida para el hablante y para quien desea comprenderlo. Y haciendo frente a las épocas modernas, es importante que el Hñähñu, Ñätho, Ñuhu, Ñuhmu, Yuhu, Yuhmu se identifique y no sienta vergüenza de su idioma.

viernes, 3 de mayo de 2013

#Religión: El 3 de mayo, una fiesta importante.

"No te pido que lo entiendas, te pido que respetes mi forma
de conectarme con aquello que me es sagrado"
Una de las estrategias de los otomíes para asegurar su continuidad como cultura, que Incide en todos los demás ámbitos de la existencia social, es la compleja vida ceremonial. Ésta se expresa a través de un rico calendario de fiestas y de una complicada red de santuarios conformada por numerosos puntos sagrados que se conectan por el Peregrinar de hombres y mujeres. 

Las fiestas de los santos se enmarcan En el calendario católico y tienen, como ya vimos, un fuerte vínculo con los ciclos Agrícolas dentro de una antigua tradición Mesoamericana. Los otomíes festejan a la Santa Cruz, a las vírgenes de la Concepción, de Loreto, de la Asunción y de Guadalupe, a San Pedro, San Miguel, San Juan, San Santiago Apóstol y Santa Teresa, entre otros.

Una ocasión ritual que destaca en la atención destinada al agua, es la Fiesta de la Santa Cruz, el 3 de mayo: ese día está avocado fundamentalmente al ascenso del Cristo-Sol a los cielos, cuando la semilla de maíz ya ha crecido y se inicia un nuevo periodo agrícola. La fiesta es ocasión para el cambio de mayordomías, ahí donde todavía subsisten: los mayordomos salientes entregan a los entrantes, las imágenes de los santos de la iglesia para que las custodien. Entre estas imágenes hay tres cruces: la Cruz mayor (relacionada con el Sol, “Cruz del Cielo” o Pönthi mahenzí), otra con el Fuego (Zíbi pönthi) y otra con el Agua (Pönthi déhe). Estas asociaciones no son claras, pero lo cierto es que los otomíes realizan una procesión de la iglesia a los pozos del pueblo, los tres días que dura la fiesta, un día por cada mayordomo entrante. Mientras que los mayordomos salientes se despiden, los entrantes saludan los pozos de agua, empezando por el más antiguo, (el “jefe”). 

La cruz no solo es un simbolo
catolico-cristiano, si no que tambien
representa los rumbos de la tierra.
Cargando los santos y las cruces, los mayordomos entrantes se hincan, junto con los salientes, y el resto de asistentes, ante cada pozo, sonando campanas y haciendo tronar un cohete de arranque como forma de saludo. Al final dejan una ofrenda de flores, velas y refrescos sobre los papeles recortados con la imagen de la “Cruz de Agua”, divinidad vinculada a la San Juanita, y por ende, a la Sirena. La “Cruz de Agua” que está en una de las esquinas de la iglesia, concentra la información relativa al agua, proveniente de cada Cruz de Agua de los altares domésticos. En la parte inferior de todo altar otomí, se van a encontrar regularmente un par de cruces: la Cruz de Tierra (Pönthi höi) y la Cruz de Agua o Pönthi déhe. Todas ellas “se comunican” con la cruz de la Iglesia, que a su vez se dirige a la Cruz de Agua ubicada en cada pozo del pueblo. De esta forma, toda ofrenda realizada en el espacio doméstico, llegará a su destinatario final. No obstante, para que el agua reciba su ofrenda, necesita estar materialmente presente. 

Tanto en los rituales ordinarios (los costumbres), como en los más importantes (como el arriba reseñado de la Santa Cruz), se coloca un recipiente con agua del pozo (o pozos, tratándose de un costumbre grande como la Fiesta de la Santa Cruz) en la parte baja del altar, donde permanecerá hasta que el ritual finalice: ahí los curanderos colocan su ofrenda de comida y bebida, además de poner dentro del recipiente un par de velas (apagadas), y un par de pequeños hilos de flores (que suelen colocarse sobre toda entidad divina durante el ritual). El sentido de esta acción ritual es que el agua ahí ofrendada, después sirva de mensajero y dé cuenta de la ofrenda que ese grupo de personas le dio. Después de bailar toda la noche, al amanecer todos se disponen a entregar la ofrenda al pozo: cargan la comida, refrescos, velas y flores, junto con el recipiente con el agua, y en procesión se dirigen a los pozos, encendiendo las velas y sonando campanitas. Al llegar a los pozos, colocan las ofrendas junto al pozo, a un lado de la “Cruz de Agua”, vertiendo el líquido del recipiente (el agua ofrendada) al pozo, donde se mezclará y dará su informe: los otomíes entienden que es agua comisionada entregando su informe al resto del agua, como sucede entre los seres humanos cuando un pequeño grupo de hombres va comisionado para tratar algún asunto lejos, y luego regresan a dar cuentas en una asamblea general.






viernes, 19 de abril de 2013

#Indumentaria: ¿Como se visten los otomies?

Muchos siglos antes de la conquista española el arte textil de México alcanzó un alto desarrollo. Sus técnicas complicadas y los bellos motivos estilizados que lo decoraban, dejaron una rica tradición que, aunque no desapareció totalmente con la llegada de los españoles, poco a poco fueron sustituidas por telas y decoraciones de tipo europeo. Sin embargo en las comunidades indígenas menos afectadas por el mestizaje cultural se ha conservado hasta nuestros días, de generación en generación, una buena parte de esa maravillosa artesanía. Las costumbres y los trajes indígenas están desapareciendo con celeridad, a medida que lacivilización occidental llega a los rincones más apartados de México. Pronto las mujeres yano tejerán, acurrucadas en el suelo apisonado de sus chozas, sus maravillosas telas; los significativos bordados tradicionales que van siendo sustituidos por dibujos de loscuadernos que pueden adquirirse por pocos centavos en cualquier mercado.

Las fibras textiles

Para sus vestidos, la gente del pueblo empleaba en los tiempos prehispánicos, el ixtle (hilo demaguey o agave), las fibras de palma silvestre (izcotl) y el algodón. Después de la conquista se siguió usando la fibra del agave entre los mayas de Yucatán, los huastecos, los nahuas, algunos pueblos zapotecos y sobre todo los otomíes que parecen haber tenido una especie de monopolio de esta fibra ya que las telas de ixtle eran el principal objeto de sus trueques con los chichimecas.


Desde hace décadas el ixtle se usa casi exclusivamente para tejer costales y ayates. El algodón ha seguido utilizándose en todas partes y en dos variedades: una de color blanco y otra de color pardo llamado coyuche.

Los españoles introdujeron la lana.   En las regiones de tierra fría, muchas familias poseen rebaños de ovejas, de las que obtienen el material necesario para confeccionar sarapes y faldas. La lana casera o comercial se emplea para quechquémeles, bolsas, fajas, cinturones, rebozos, ciertos huipiles y también para bordar.

Danza del Ixtle, Ixmiquilpan Hgo.
El huso

El huso se compone de dos partes: un palo de madera de aproximadamente 30 centímetros terminado en punta y un trozo semiesférico de barro, madera o hueso, que se ensarta con la parte redonda hacia abajo. Este contrapeso, el malacate, está a veces adornado con dibujos geométricos. La gran cantidad de husos idénticos a los actuales, hallados en zonas arqueológicas, dan idea de la difusión e importancia que el arte de hilar tuvo en el México prehispánico, casi siempre de oficio prehispánico.

Las mujeres sostienen el huso entre el cordial y el anular de la mano derecha y lo hacen girar con el pulgar y el índice. La parte más delicada y difícil del trabajo es obtener los primeros centímetros del hilo, que se desarrollan en el extremo superior del huso. Después el hilo va creciendo rápidamente y devanándose alrededor del palito. Las hilanderas llevan al cabo sus demás quehaceres sin cesar de mover el huso con los dedos de los pies, ya que van siempre descalzas.

El telar

Tejedora otomi, Códice Florentino.
El telar indígena llamado comúnmente "telar de cintura" consta sólo de unas piezas sueltas de madera con distintas funciones. Para lograr una madeja del largo necesario, la mujer enrolla el material alrededor de dos estacas plantadas en el suelo; tiene que cruzar los hilos más o menos a la altura de las dos terceras partes del largo total. Amarra los extremos de la madeja a dos palos. Con una cuerda sujeta el palo de arriba a un horcón de la choza. Ata el otro con una correa a su propia cintura, a modo de que mientras teja, sentada en el suelo, mantenga tensos los hilos con el peso de su cuerpo.

Ordena cuidadosamente los hilos de la urdimbre en dos capas sobrepuestas entrecruzadas, operación muy delicada de la que depende la uniformidad de la tela. Mete entre el enjulio inferior y el cruce de los hilos una tablilla de madera delgada y afilada, la espalda, que aprieta los hilos de la trama cuando la tejedora la jala con fuerza hacia sí, y también separa la los hilos de la urdimbre cuando la pone vertical. La separación es indispensable, ya que la bobina es un palito sobre el cual se enrolla el hilo. Para mantener constante la anchura, usa una tablilla; conforme la tela va creciendo, la enrolla sobre el palo inferior.

Vestimenta en los otomies del valle del mezquital.
Bordadora otomi. El Nith Hdgo.

En el presente, los otomíes emplean en su vestimenta algodón en telas de manta. que llegan a los lugares más aislados por medio de los varilleros, comerciantes ambulantes que llevan en la espalda los bultos de mercancía y, en la mano, un metro de madera, antiguamente una vara. Las mujeres otomíes son trabajadoras incansables, mientras se dedican a los quehaceres domésticos, cuidan a sus hijos o acuden al mercado, sentados o caminando siempre llevan consigo el huso que sigue laborioso con sus vueltas veloces.

Las mujeres usan una blusa o camisa de manta blanca con escote cuadrado y con un pequeño bordado alrededor de la pechera. Usan quechequémeles de lana azules, morados o negros con delgadas rayas blancas una greca bordada alrededor y fleco. El ceñidor, hecho en telar de cintura, lo usan por igual hombres y mujeres. Tiene hasta 20 cm. de ancho, y una longitud de 2.50 metros para que puedan dar algunas vueltas alrededor del talle. Utilizan un ancho rebozo de lana, con rayas azules y blancas y un fleco anudado con un punto de macramé que forma dibujos.

Las mujeres otomíes entrelazan la punta de sus trenzas con un cordón de lana o una cinta tejida a mano. Los hombres visten bajo el sarape una camisa de manta; el calzón va sostenido por un ceñidor igual al de las mujeres. Los huaraches tienen suela de llanta y el pie queda cubierto casi por completo por cinco tiras de cuero. El sombrero llamado de “vuelta y vuelta” de copa cónica con las alas anchas está hecho con una trenza muy apretada de zacate enrollada en espiral y cosida con hilo de ixtle.


Vestimenta en los otomies de San Pablito Pahuatlan, Puebla.

En San Pablito y algunos pueblos cercanos están poblados por otomíes, completamente aislados de los hidalguenses del Mezquital. También son agricultores y se encuentran en una región fértil en la que cultivan caña, naranjas y café.

Niñas usando su ropa tipica en San Pablito Pahuatlan.
Las mujeres visten enredos formados por seis tiras de 16 centímetros cada una cosidas a lo largo, las cuatro tiras centrales son de manta blanca; las otras dos azul oscuro cuadriculadas en azul pálido. El enredo tiene un ancho de 2.65 metros por 95 cm. de largo. La blusa es de manga corta y escote cuadrado rematado con un ribete de puntas, está bordada en colores brillantes sobre el pecho y las mangas con figuras humanas o de animales en punto de cruz o con chaquira. Arriba de las blusas las mujeres usan un quechquémel, tejido en algodón blanco con una ancha franja de lana morada o roja que tiene la particularidad de formar escuadra al fondo de la prenda sin que los hilos estén cortados; cuando quema el sol las mujeres acostumbran taparse la cabeza con el quechquémel.

Los hombres visten calzón, camisa de manta blanca y un ceñidor de algodón blanco, con un fleco finísimo de macramé bordado en colores. Llevan cotón negro o azul con rayas blancas, morral de ixtle y huaraches.

Hoy en día las mujeres de San Pablito bordan faldas de manta con extraordinarias figuras de caballos, personas y águilas, pero no para utilizarlas ellas mismas sino para venderlas a los turistas. Conservan unas raras canastas llamadas "tancolotes" hechas con un armazón de varas entrelazados con tiras de corteza de árbol de jonote. Cargan las canastas pequeñas en las espaldas amarrándolas con el mecapal, o las cuelgan del hombro.

martes, 12 de marzo de 2013

#Religión: Xûmfo Dehe, la sirena otomi.

La Xûmfo Dehe en un bordado tenango.
Junto con la Tierra (Hi / Höi*) y el Fuego (Tsíbi / Zibí*), el Agua (Déhe) figura entre los principalísimos elementos sacralizados por los otomíes.    No está de más decir que los otomíes viven un mundo poblado de seres divinos: cerros, nubes, semillas, ríos, vientos, piedras, vegetación, por no hablar de la parafernalia ritual que utilizan durante los rituales (el sahumador, las tijeras con que recortan los curanderos a las divinidades en papel, y demás artefactos), todo está vivo, y es susceptible de ser entendido como una potencia divina.

Tierra, Fuego y Agua, se les encuentra pues, en todos los contextos rituales de los otomíes, fastos y nefastos, pues tanto pueden dar vida como quitarla. Por ello se habla, en el caso del agua, de “Agua buena” y “Agua mala”. En los contextos fastos, aparecen junto con Cristo-Sol y el Maíz, mientras que en los contextos nefastos suelen aparecer junto con (e incluso ser entendida como) el Viento: cuando el agua es peligrosa se habla de un mal aire.

Aparte de ser fasta o nefasta, el Agua también tiene género como el resto delas  divinidades  otomíes:  todas  son  hombre  y  mujer,  cada  una  con  su  respectivarepresentación  gráfica. Sin  embargo,  el  agua  está  predominantemente  feminizada,pues  se  habla  de  la  “Santa Agua”,  la  “Sirena”  o Xúmfø Dehe,  “Señora  del Agua”,aunque  ello  no  implica  desconocer  que  también  existe  su  pareja  masculina,  “el Sireno” o Buèhe déhe. 

Ataviada  con  joyas  y  diversos  adornos  (gotas  de  agua  forman  sus  aretes  y collares), a la Sirena o Xúmfø Dehe, se le imagina con vestidos de color verde-azul: 

Ar Xûmfo Dehe.
“El  verde  es  el  color  habitual  de  la  vegetación,  del  reino  de  la  humedad  (šun-ka): hmthe, divinidad del agua, de  la vegetación exuberante y del amor,  fecunda con su deseo el medio que recorre, o por el contrario, lo deseca…” 
J. Galinier

Para  los  otomíes,  se  trata  de  una mujer muy bella,  aunque  la mitad de su cuerpo parece la de un reptil (una víbora con frecuencia), o bien la de un pescado. No  es  extraño  que  aparezcan manantiales  ahí  donde  se  ven  serpientes.    De hecho,  si se mata  las serpientes, se corre el  riesgo de que  los manantiales se sequen.   En los ojos de agua cristalina, suele ser vista como un enorme pescado, o bien como un remolino. Otras exégesis dan cuenta de una Sirena monstruosa, con  la cabeza de un peligroso reptil dentado (Galinier).

Se dice que el agua es una mujer de singular belleza pero de peligrosa  sensualidad:  atrae  a  los  hombres  con  sus  encantos,  y  una  vez  que  los lleva al agua, éstos se ahogan en medio de un remolino, para entonces convertirse en  sus  peones.  Como  hemos 
visto, la Sirena está en el origen del mundo surge de las grandes aguas de donde emergió el Sol.  Su  belleza  sólo  subraya  que  esta  erotización  del  agua,  vinculándola  con  el deseo sexual. Galinier advierte que  “deseo” en el otomí del valle del Mezquital, se dice  “k’ati”,  palabra  que  tiene  relación  con  la  humedad  vaginal.  Por  otra  parte,  el término k’ašphani “piel húmeda” designa la desnudez. Para el antropólogo francés, piel y agua parecen formar un mismo campo semántico. Lo mismo que la vegetación y la humedad. 

“el cambio de piel se expresa en el Mezquital con el verbo k’ani.  Esta  concepción  se  puede  comparar  con  la  ideología  prehispánica  de  la fertilidad y sobre  todo con el  ritual Tlacaxipehualiztli,  ritual azteca de desollamiento en honor de Xipe Totec, divinidad del cambio de  la vegetación, que se viste con  la piel de los cautivos sacrificados”. 
 J. Galinier.

viernes, 11 de enero de 2013

#CaudillosOtomies: Tlahuicole, un guerrero indómito.

"volveré victorioso, con la sangre de mis enemigos
 en mis manos o jamas volveré"
Tlahuicole fue un joven otomi hijo de patricios miembros de la República Tlaxcalteca. A su edad (20 años) ya era famoso por ser un guerrero sumamente fuerte y diestro con las armas, se distinguió por su valor durante las guerras floridas (Xochiyaoyotl) contra la Triple alianza.   Su nombre significa "El de la divisa de barro", pues siempre cargaba un asa de barro cocido.

Hubo una batalla en 1516. La batalla sucedió en Huautla, con un triunfo de los mexicas, la huida de los soldados tlaxcaltecas, Tlahuicole cayó en una ciénega y no pudo salir de ella. Ahí fue encontrado por los soldados huexotzincas, quienes lo ataron y lo llevaron prisionero hasta México-Tenochtitlan.

Al llegar fue recibido por Cuitlahuac el señor de Iztapalapa. El noble mexica no tardó en llevarlo ante el emperador como trofeo de guerra y éste lo recibió con los más grandes honores. Motecuhzoma Xocoyotzin colmó de regalos y mujeres al noble otomí, tratando de ganarse su confianza para hacerlo parte de las negociaciones con Tlaxcala. Pero Tlahuicole era de madera sólida, nacionalista y muy apegado a sus tradiciones guerreras, asi que le pidió a Motecuhzoma Xocoyotzin que le diera muerte lo antes posible, pues un capitán capturado en la guerra era deshonroso para los otomíes.

Tlahuicole lucho de pie, jamas se rindió y así
honro eternamente a todos los otomies.
Motecuhzoma como hábil político y negociador, no haría caso a las peticiones de Tlahuicole y lo mantuvo “prisionero“ hasta convencerlo de servir bajo el estandarte mexica en las Guerras contra los Tarascos.    Los tarascos ancestralmente también eran enemigos de los tlaxcaltecas, por lo que Tlahuicole aceptó el pago de los favores otorgados por el emperador liderando en la guerra a los soldados tenochcas.

Tlahuicole marchó como capitán de milicia bajo el mando de Cuauhtemoc en la Guerra del Salitre para apoyar a los estados de Sayula y Autlán.   A su regreso, Cuauhtemoc habló al emperador de su valía y su enorme contribución en la batalla, pidiendo más honores y riquezas para su el. Motecuhzoma insistió de nuevo en concederle la libertad para que regresara con los suyos y sirviera de ejemplo de la buena voluntad mexica, Tlahuicole pidió de nuevo la muerte.

Fue sacrificado como gladiador, atado al Temalacatl, la piedra del sacrificio gladiatorio. Durante la lucha fue atacado por cuatro guerreros al mismo tiempo en cinco ocasiones dando muerte, según el Códice Mendoza, a ocho guerreros y sacando del combate a otros veinte. Su cráneo y su corazón fueron ofrecidos a Huitzilopochtli por el Motecuhzoma Xocoyotzin, su cuerpo seria ingerido por el Tlatoani mexicano y sus guerreros de mas valia.

jueves, 3 de enero de 2013

#CaudillosOtomies: El Jefe B'otzanga.


B'otzanga "Sol Trinfudor de los otomies"
La breve historia de B'otzanga el Rey Otomí del pueblo de Xiquipilco (Ndongu - Casa Vieja/Venerable) es tambien la historia del Emperador mexica Axayacatl.

El nombre de este gra guerrero otomi tanto en nahuatl como en otomi significan lo mismo; B'otzanga significa Lagartija Negra o Lagartija Prieta mas correctamente.    proviene de los vocablos otomies
  • Mb'oti - Negro.
  • Zanga - Lagartija o Lagarto.

Todo comienza por el año 12 tochtli (1478), en aquel año Axayacatl (Hmidehe en idioma otomi) acompañado de Nezahualpilli Rey de Tezcoco y del Rey de Tlacopan comenzó su campaña militar contra los reinos matlatzincas asentados en valle de toluca; tenia a su mando un ejercito de mas o menos 40 000 hombres, incluidos mercenarios otomies, mazahuas y matlatzincas.

Según el códice Mendocino, Axayacatl ya había logrado conquistar las provincias de Toluca, calixtlahuaca, metepec, cacalomayan, tenanzinco, calimaya, coatepec, malinalco y xocotitlan etc., ya solo le hacia falta hacer la guerra a los pueblos otomies de la parte septentrional del valle de toluca.    Así, tiempo mas tarde Axayacatl le haría la guerra a los otomies:

"un día que el Rey Axayacatl iba victorioso tocando su tambor de oro le salio al paso al jefe de los xiquipilcas llamado Tlilcuetzpalin (B'otzanga)".
 
En esta tira del códice cruz
podemos ver a B'otzanga (arriba)
y Axayacatl (abajo) en la batalla de
Xiquipilco.
Durante la batalla Axayacatl, salio al encuentro de B'otzanga pues deseaba saber que tan fuerte era este, con gran habilidad comenzaron su propia batalla.    Axayacatl era bastante agil y agresivo en el ataque, pero B'otzanga fue mas agil y con gran fuerza acertó un golpe con su macahuitl sobre el muslo de su contrincante, lo cual lo dejaría cojo por el resto de su vida, desesperado Axayacatl le dijo:
 -¿como te llamas? que tu desde luego seras gran Señor...
y B'otzanga le respondio:
- llámame Tlilcuetzpal
Dijole Axayacatl:
-mira bellaco, si me quitas la vida sera tuyo y de los tuyos México-Tenochtitlan...

Torquemada relata la batalla como si el estuviese ahi...

"... y  en medio de la batalla qiso señalarse Axayacatl y Tlilcuetzpalin le acometio con grande animo y le dio un golpe en un muslo de que quedo herido;acudieron luego otros dos otomies a ayudar a su señor, llamados Itzcuani  y Tlamaca y cargando sobre elhirieronlo cruelmente, y aunque hizo mucho en defenderse (Axayacatl) eran muy valientes los contrarios y asi lo derribaron."

Estando Axayacatl tirado, quasi rendido, el Capitán General de Tezcoco Quetzalmamalitzin se percata de la escena y corre en auxilio de su señor y con ayuda de muchos Capitanes de valía logran apresar a B'otzanga y amarrado llevarlo en compañía de sus otros dos capitanes.

Como era costumbre se enviaron mensajeros hacia México para que se diera la noticia al anciano Tlacaelel de las conquistas y de lo sucedido con Axayacatl, en dicho mensaje se incluyen los detalles de la campaña en el valle de toluca.    Macuilxochitl hija de Tlacaelel se sirvio de estos hechos para evocar en un poema la ultima campaña planificada por su padre, las hazañas de Axayacatl y lo acontecido en Xiquipilco.


"Por aqui vino a salir,
allá en Xiquipilco a Axayacatl,
lo hirio en la pierna un otomi, 
su nombre era Tlilcuetzpallin"

Al llegar a Tenochtitlan, Axayacatl espero hasta que sanaran sus heridas en el muslo, entonces hizo junta de muchos Señores y principales de Tezcoco, Tacuba y de las demás comarcas, y en un gran  convite durante la fiesta del Tlacaxipehualiztli fueron muertos B'otzanga y sus capitanes todo frente a las esposas de Axayacatl, pues lo quizo asi para demostrar mayor grandeza y virilidad.    Unos aseguran queB'otzanga lucho amarrado hasta ser herido y sacrificado, esto se deja al buen juicio de la historia y de los estudiosos.





Poemas en honor a B'otzanga  - Thaayrojiadi.